domingo, 6 de febrero de 2011

Lo legítimo y lo útil en la conservación del Patrimonio.

Decía un comentarista del mundo islámico, tal vez de un modo un tanto pretencioso, que esta semana se estaba viviendo la Historia en mayúscula. Pues bien, nosotros la volveremos a tratar con menos ruido, es decir, en minúscula para hablar de lo que es práctico y lo que es deseable a la hora de conservar el Patrimonio. Un Patrimonio, el mundial, el reconocido por la UNESCO, que aunque esté ligado a la tradición de un país determinado nos pertenece a todos los hombres. Veamos como se desarrollaron los hechos:

1. Los antecedentes. Aunque pueda parecer mentira (por la tardanza, más que por cualquier otra cosa) Egipto ha solicitado esta semana por primera vez la devolución oficial del conocido busto de Nefertiti. Zahi Hawass, el omnipresente director del Servicio de Antigüedades Egipcias, buscaba así la recuperación de la pieza conservada desde la segunda década del siglo XX en el Neues Museum de Berlin, toda una maravilla situada en una isla que, literamente, se hunde por el peso de la cultura. De ella hablaremos otro día. Todo podría parecer normal, incluso bonito, de no ser porque el destino decidió jugarle una mala pasada a los responsables del Patrimonio egipcio.


El famoso busto, solicitado por Egipto.

2. Los hechos. La salida de Tunez de su dictador Zine al - Abidine ibn Ali, Ben Alí para los occidentales, precipitó una catástofre que se barruntaba hacia ya tiempo. El 25 de enero, un día despues de la petición egipcia, estallaba la cólera contra Hosni Mubarak otro omnipresente egipcio, aunque nunca se le vea, que lleva en el poder la friolera de 30 años. No es de extrañar que su apodo sea El Faraón. Poco despues el Museo Arqueológico del Cairo era saqueado. ¡No os preocupéis! No se han llevado la extravagante cabeza de oro del faraon Tutankhamón, entre otras cosas porque pesa una auténtica tonelada. Lo que si hicieron fue decapitar varias momias, morir despues de morir, que curioso, destrozar varios objetos de tamaño mediano y robar otros algo más transportables. ¿Qué hubiese pasado con el busto de Nefertiti? La cosa no deja de ser tremendamente paradójica.

3. Lo deseable. Vaya por delante que lo deseable es un mundo en paz y democracia. Pero esto, por desgracia, no siempre es así. Vivimos en un planeta, la Tierra para quien aun no haya caido en la cuenta, en el que tenemos que convivir con lo humano y su doblez. Y como es lógico parte de esa doblez reside en que haya pueblos sin libertad y en que, cuando algunos legítimamente tratan de conseguirla, otros, de un modo menos legítimo, traten de asaltar el Museo para hacerse ricos vendiendo sus piezas en el mercado negro o, tal vez, disfruten simplemente destruyendolas debido a esa suerte de complejo historico que opone lo árabe a lo faraónico. Lo que si tengo claro es que con toda esta historia, que da para un sainete, las autoridades egipcias han quedado terriblemente retratadas porque no han sabido garantizar la seguridad de uno de los buques insignia de su actividad más lucrativa, el turismo. Y de aquí pasamos a lo que es realmente necesario y útil.


Las protestas, centradas en El Cairo, han sido por lo general pacíficas.

4. Lo útil. A la luz de los hechos lo verdaderamente útil hubiera sido que Howard Carter se hubiese llevado el tesoro de Tutankhamon a Londres o que, en su defecto, hubiera sido Londres quien hubiese solicitado la posesion de las piezas. No obstante existía el precedente del saqueo en el Museo Arqueológico de Bagdad, en un contexto, bien es cierto, muy diferente. Es decir, en el mundo de hoy en día las piezas deben ser transferidas a museos donde puedan ser preservadas con el mayor de los cuidados. Como se ha podido ver no ha sido este el caso de Egipto ¿Y si se hubiese robado el busto de Nefertiti? Probablemente todos aquellos que, con una boca demasiado ancha, piden la devolución de las antiguedades llorarían su perdida. Es evidente que existen casos y casos. Uno de ellos es el griego y su Museo de la Acrópolis donde las piezas que aun permanecen en el British Museum son reproducidas en un estridente amarillo. Un amarillo que habla mucho de lo que ha sido la misma historia del hombre; la de la colonización y el domino imperialista durante el siglo XIX. Pero un color que habla a las claras; Grecia ha sabido reinventarse y a ella, mas que a ninguna otra, le corresponde reclamarlo.

5. El rebote. Si recuerdan el cargo del onmipresente Zahi Hawass, ¡olvídenlo!. Como el gran político que es, no sabemos si es tan buen arqueólogo, ha sido nombrado Ministro de Cultura del nuevo gobierno egipcio. Esto pone a las claras la incompetencia general que se ha dado en toda la situacion. No solo se trata, dicho gobierno, de una salida de emergencia sino que aquel ante cuyas narices han saqueado su Patrimonio ha sido ascendido. ¡De locos! Tal vez los egipcios se empiecen a dar cuenta de ello.


Zahi Hawass ha decidido arriesgar su sombrero
 en aventuras más peligrosas.

Un saludo.

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